Hoy en día encontramos diversos productos financieros que, según dicen los bancos, se crean con el ánimo de prestar un mejor servicio y brindar herramientas que les permitan a los clientes manejar mejor sus finanzas.
Me refiero, por ejemplo, al llamado “ADELANTO DE NOMINA” que consiste en un cupo de crédito permanente, de libre destinación, con el cual se puede disponer de un adelanto del sueldo de forma rápida y ágil, hasta del 30% de los abonos de nómina, con un límite mínimo de $70.000 COP y un máximo de $1.000.000 COP por mes.
Este crédito se debe pagar en una sola cuota y, obviamente, se carga al siguiente abono de nómina. Según el banco, una de las ventajas del producto es que no genera cobro de intereses corrientes. Sin embargo, tiene una cuota de administración única que debe pagarse cada mes en que la persona haga uso del cupo y que equivale a la suma de $9.500 COP + IVA, es decir, $11.305 COP.
Lo anterior indica que si una persona utiliza el cupo máximo de $1.000.000 COP asume un costo de 1,13% mensual por el uso del este dinero, pero, si la persona utiliza, por ejemplo, un cupo de $500.000 COP, ese pago adicional representa un 2,26%. Entonces, ¿qué decir del costo que asume quien decide que lo que necesita es un monto mínimo de $70.000 COP?
El nombre es lo de menos: “cuota de administración” o “interés”, lo cierto es que aquí el banco sabe muy bien cómo manejar su negocio y sus finanzas. Cuesta mucho creer que su responsabilidad social corporativa incluya la preocupación por educar financieramente a sus clientes.
Este producto es promovido, supuestamente, para ayudar a las personas en caso de emergencias o eventos inesperados, pero, acceder a un adelanto de nómina es la prueba real de que la improvisación está llevando nuestras finanzas al borde de un abismo – o ya cayeron y aún no lo asumimos-. Este ejercicio que inicia como una salida rápida a un problema apremiante, puede convertirse en un mal hábito que nada bueno aporta a nuestro futuro bienestar financiero.
Los bancos jamás nos hablarán de la importancia de tener un fondo de emergencias, ni mucho menos de cómo empezar a crearlo, pero si nos buscaran, por cielo y tierra, para promocionar su nuevo negocio, con la falsa consigna de brindarnos una herramienta para manejar mejor nuestras finanzas.
La ignorancia financiera puede costarnos muy caro. Nadie va a ser por nosotros lo que no hagamos nosotros mismos. Si nuestras finanzas están cayendo en un abismo, nadie va a hacer nada para sacarnos de allí. Cada quien debe ser consciente de su realidad financiera, y de las decisiones y los hábitos que lo han llevado a tener resultados poco alentadores. Somos responsables de nuestro futuro financiero y cambiar estos resultados también es nuestra decisión.
Buen punto, no lo había pensado así…pero definitivamente no es una ayuda desinteresada. Gracias por los tips!