En muchas oportunidades he escuchado decir que: “las tarjetas de crédito son un problema”, o “un mal necesario”, pero, en mi concepto, el problema no es la tarjeta en sí, sino la falta de conocimiento que se tiene sobre su adecuado manejo y los malos hábitos de consumo. Son estos malos hábitos los que pueden llevar a que esta herramienta te dé, al inicio, aparentes estados de alegría o euforia y, al final, ¡reales dolores de cabeza y estrés!
Teniendo claro que el problema no es la herramienta sino la forma en que la utilizamos, considero importante darte estos consejos sobre las tarjetas de crédito que me han permitido mantener saludables mis finanzas, sin tener que llegar a la drástica decisión de cortarlas en pedazos o esconderlas en el último rincón del cajón.
– ¡Una tarjeta es suficiente! Créeme 10 tarjetas de crédito en tu billetera, no te dan más estatus ni te elevan de clase social. No vayas solicitando ni recibiendo tarjetas de crédito como si fueran publicidad. Recuerda que cada una de ellas tiene un costo asociado, no solo por lo intereses, sino por su uso.
– Antes de recibir la tarjeta, tómate la molestia de investigar y hacer las siguientes preguntas: ¿Qué interés efectivo anual cobra? ¿Cuál es el valor de la cuota de manejo? Si la tarjeta está exenta de cuota de manejo ¿Por cuánto tiempo aplica la exención? ¿Cuándo es la fecha de corte? Lo anterior lo puedes hacer en dos o tres bancos para que tengas varias opciones y decidirte por la más conveniente.
– Has tomado la decisión y la tienes en tu poder, lo primero que debes entender es que ¡la tarjeta de crédito no es una extensión de tu salario! Nunca utilices tu tarjeta de crédito sin conocer tu capacidad de pago, para lo cual debes acudir a la información que te brinda tu presupuesto mensual de ingresos y gastos, de esta forma, también revisarás a conciencia qué tan importante es la compra que vas a hacer.
– ¡No utilices tu tarjeta de crédito para hacer avances en efectivo! Aunque es un medio rápido para obtener liquidez, el avance de efectivo no es considerado una compra de mercancía sino un préstamo que se empieza a pagar tan pronto se recibe el dinero y la tasa de interés es más alta, además de otros costos asociados.
– Ten en cuenta todos los beneficios que ofrece tu tarjeta de crédito, son diferentes para cada entidad pero pueden incluir millas, promociones, puntos entre otros.
– Recuerda que si tienes un adecuado manejo de tu tarjeta, tendrás un cupo de crédito abierto para acudir a él en caso de algún imprevisto, además una tarjeta de crédito bien utilizada será un buen punto de partida para tu historial crediticio.
Aún hay tela de donde cortar, pero no quiero extenderme más por ahora, así que esta lección continuará…