Resulta al menos curioso que tener un vehículo sea el sueño de muchos y que esté en los primeros lugares de la lista de sus aspiraciones. Culturalmente, el carro sigue siendo sinónimo de “status” y hablando con sinceridad, la decisión de compralo o no resulta más ligada a motivos emocionales que a las necesidades reales.
En la actualidad adquirir un vehículo es un proceso muy sencillo, las comercializadoras han puesto en marcha un sinnúmero de planes de financiación que hacen caer en tentación a más de uno. El famoso llévelo hoy, sin cuota inicial y empiece a pagarlo en seis meses, es uno de esos planes y, si para completar, el paquete incluye seguro contra robo y SOAT por unos cuantos meses, u otras arandelas, la oferta se hace “irresistible”.
La emoción termina primando sobre la razón, con solo entregar al asesor una carta laboral, dos desprendibles de pago y la fotocopia de la cédula, en pocos días un nuevo miembro llegará a la familia. ¿Qué más se puede desear? el sueño está cumplido y hasta ese momento todo ha resultado sin tropiezos.
Pasados esos meses de gracia y euforia, la presencia del nuevo miembro de la familia se empieza a notar, porque las mensualidades deben empezarse a pagar y esa decisión de compra que se tomó sin ninguna planeación puede estar empezando a ¡pesarnos sobre los hombros y a quitarnos la tranquilidad!
Lo anterior ocurre principalmente porque las personas dan prioridad a visitar las páginas de internet o los concesionarios para ver allí asuntos como el modelo, la marca, el color, la clase o los accesorios del vehículo, sin previamente hacerse la pregunta fundamental ¿están mis finanzas en un momento adecuado para cubrir los gastos y obligaciones que demanda el carro?
Dar respuesta a esa pregunta no es tan sencillo cómo ir al concesionario y dejarnos deslumbrar por la “gran oferta”, pero saber en qué momento estan mis finanzas y si puedo cubrir los gastos que demanda el carro, es el primer punto que debemos revisar antes de pensar en comprar.
Para tener un vehículo no sólo se requiere contemplar el pago de la cuota mensual a pagar por su financiación, es necesario hacer cuentas de gastos adicionales que se deben incluir en el presupuesto como: gasolina, parqueaderos, servicio de lavado, peajes y un fondo de imprevistos, ya que nadie está exento de una eventualidad menor que no se justifique cubrir con el seguro.
Así mismo, hay gastos que se deben hacer semestral o anualmente como son los impuestos, seguro contra todo riesgo, seguro obligatorio y mantenimientos, para los cuales se debe estar preparado, por lo que se han de realizar mensualmente las respectivas provisiones para cada uno de estos conceptos, ello evitará que luego tengamos que incurrir en gastos adicionales, por ejemplo, por financiar el pago del impuesto o del seguro con la tarjeta de crédito.
Recuerda: antes de darte un paseo por el concesionario o gastar tu tiempo revisando páginas de internet, saca la calculadora y realiza el ejercicio de gastos teniendo en cuenta los ítems que te he mencionado, luego de esto, ya podrás tomar la decisión de compra con la razón y no con la emoción.
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