Este es un post de invitado. Escrito por Edith Gómez para los lectores de Eli & Tus Finanzas.
Todos nos hemos visto alguna vez en medio de una situación en la que alguien nos pide dinero prestado, con la promesa de que después lo devolverá. Nos piden dinero para pagar el pasaje, pagar una comida en un restaurante para salir del apuro porque alguien “dejó su billetera” o para solventar otras circunstancias aun más complejas.
Cuando decimos que no, nos persigue el fantasma de la culpabilidad. A pesar que tengamos razones de peso para negarnos, a veces dentro de nosotros se presenta una disyuntiva que puede hacer que ésta sea una decisión más difícil de tomar. La mente y las finanzas dicen que no puedes permitírtelo, mientras que el corazón y la bondad dicen que si.
Cuando una persona acude a ti para solicitar un préstamo existen factores que debes tomar en cuenta antes de que digas que sí o no. Por supuesto, partiendo del supuesto que cuentas con la disponibilidad del dinero. Esos factores que debes evaluar son los siguientes:
-Cantidad de dinero: evalúa crudamente si es una suma que estés dispuesto a perder en caso de que no te paguen. Si no te puedes permitir por ningún medio perder ese dinero, debes ser más estricto en cuanto a la decisión. Esto depende de cada quien y de su realidad económica. Hay personas que no se pueden permitir perder $1000, pero para otros poner en riesgo $ 50 ya es un desbarajuste en su presupuesto.
-La relación con el solicitante: las relaciones interpersonales son muy importantes en la actualidad. Gracias a ellas muchas puertas pueden abrirse o cerrarse. Es algo normal que no vayamos a caerle bien a todas las personas, pero tampoco debemos crear enemistades con nadie, ya que no se sabe las vueltas que da la vida.
Este es un tema álgido porque cuando alguien cercano, como un familiar o amigo, nos pide dinero prestado, nos pone en una disyuntiva: no queremos dañar la relación, pero tampoco debemos tomar riesgos que puedan perjudicarnos económicamente.
No dejes que los sentimientos nublen tu raciocinio. Así sea una persona conocida y querida de mucho tiempo, ese no puede ser el aspecto de más peso en tu evaluación. A menos que, como mencionamos anteriormente, puedas permitirte perder el dinero. En este caso haz un balance ¿qué pesa más, tu relación con esa persona o X cantidad de dinero?
Normalmente, si es una persona que te aprecia te devolverá el dinero, o sabrá comprender las razones por las cuales no puedas prestarlo. Si eliges la segunda opción, y aprecias la relación con la persona que te solicitó el préstamo, habla con ella acerca de tus limitaciones para que, de esta manera, la relación no se vea afectada, demuéstrale que te importa, pero que en este momento preciso no puedes ayudarla.
-La credibilidad del solicitante: para asegurarnos de que el dinero será devuelto es una buena idea saber los antecedentes financieros de la persona a quien le prestaremos el dinero. Indaga acerca de esto antes de darle una respuesta ya que la información que encuentres puede ser decisiva. No te conformes con una sola referencia o con lo que esa persona te cuente, piensa en su nivel de responsabilidad, su solvencia financiera, su capacidad adquisitiva, el tipo de trabajo que tiene, entre otros.
-El plazo: algo que no puedes pasar por alto es convenir un plazo que funcione para ambas personas. Si el plazo es demasiado extendido, una buena idea para cuidar tu patrimonio es acordar un porcentaje de interés, para que, de esta manera, por querer realizar una buena acción no pierdas dinero a causa de la inflación.
El plazo debe ser medible, así que frases como: “te lo regreso en un par de meses” o “te pago cuando pueda” deben estar fuera de la discusión. El plazo debe contener fechas, montos y ser lo más claro posible, así como las acciones a tomar en caso de que no se respeten los plazos.
– La garantía: si el dinero que vas a prestar es un monto considerable, lo mejor que puedes hacer es pedir que te firme un pagaré o que te dé algo en garantía, esto por un lado te dará más seguridad y la otra persona entenderá que la deuda adquirida contigo es tan seria como si la tuviese con una entidad crediticia.
-El uso del dinero: por último, pero no menos importante, debes saber el fin con el cual se utilizarán los fondos, para que de esta manera puedas convencerte de prestarlos o no. Si es para cubrir los gastos de una situación de vida o muerte, si ese dinero que prestarás es para saldar una deuda anterior o para abrir un negocio. Esta es una variable importante que debe saberse. Si la persona que te pide el préstamo necesita iniciar su propio emprendimiento, pero tú no puedes apoyarla económicamente, muéstrale estas ideas de negocios que puede comenzar sin capital.
Escrito por: Edith Gómez.