rentabilidad-ahorros

Durante la primera semana de cada mes, el Departamento Nacional de Estadística (DANE) da a conocer el índice de inflación.  Para muchas personas este dato pasa desapercibido porque, aparentemente, nada tiene que ver con su profesión, su trabajo o con las cosas que hacen en el día a día.

La inflación es el alza generalizada de los precios de los bienes y servicios de un país.  Su índice de medición es el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que representa el porcentaje de incremento en los precios de una canasta básica de productos y servicios que adquiere un consumidor típico en el país.

Tecnicismos económicos aparte,  es importante que entendamos, de forma sencilla,  cómo este indicador macroeconómico, afecta directamente nuestro bolsillo.

Cuando hemos logrado adquirir el buen hábito de ahorrar con un propósito claro y,  poco a poco, nuestro marranito va engordando con la intención de utilizar estos recursos en el mediano o largo plazo -por ejemplo: en un proyecto de inversión-,  el efecto inflación hará que nuestro dinero alcance para comprar menos cosas.  Es decir, vamos engordando el marranito pero el  aumento en el costo de vida hará que nuestros ahorros se desvaloricen.

Lo ideal es que mientras logramos cumplir la meta de ahorro propuesta, ese dinero salga del marrano y lo pongamos a producir, ya que tener el dinero guardado sin obtener ningún rendimiento, no lo protegerá de los efectos de la inflación. Lo aconsejable es que estos rendimientos, por lo menos, equiparen el índice de inflación, para conservar el valor del dinero en el tiempo.

En Colombia, la inflación llegó a 6,48% en el pasado octubre, este dato es muy valioso para nuestro ejercicio financiero, ya que nos permite conocer cuál es el límite mínimo de rendimiento para que nuestros ahorros no pierdan su valor.  Hoy en día las cuentas de ahorro no incentivan sino que desincentivan el ahorro con rendimientos que, en el mejor de los casos,  no superan el 3% EA, sin contar los descuentos por costos financieros que debe asumir el cliente.

En ese orden de ideas, vale la pena que tengamos en cuenta dos recomendaciones:

1. Hacer seguimiento a la cifra de inflación nos permitirá revisar si nuestras metas financieras se están cumpliendo, o si tenemos que hacer algún ajuste a nuestro plan.

2. ¡Educarnos financieramente! No creamos en la primera opción que se nos presente para ahorrar o invertir. Cada persona tiene un perfil de riesgo diferente y lo que es bueno para el vecino no precisamente tendrá que ser lo mejor para nosotros.  En la medida en que desarrollemos nuestra inteligencia financiera encontraremos las oportunidades adecuadas de ahorro o inversión para depositar nuestro dinero.

Imagen: Pixabay

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