El semáforo es una señal de tránsito que a través de sus tres luces (roja, amarilla y verde) indica a conductores y peatones si deben detenerse, permanecer alerta o si tienen vía libre para circular sin inconvenientes.
Imagínate que un día vas por alguna calle, ya sea cómo conductor o peatón, y decides hacer caso omiso a la señal que en el momento está en rojo o amarillo. Las consecuencias podrían ser irreversibles ¿verdad?
Te preguntarás qué tienen que ver las señales de tránsito con las finanzas personales. Pues bien, uso esta analogía para explicarte que el flujo de caja o cashflow funciona igual que un semáforo y te indica, a través de sus luces, si tienes vía libre, si debes estar alerta, o si debes detenerte a revaluar la forma en que organizas y administras tu dinero.
Cashflow en verde te indica que tienes vía libre. Tus gastos son menores que tus ingresos, es decir, gastas menos de lo que ganas y, mensualmente, te está quedando un flujo de efectivo positivo que te permitirá encaminarte por la vía del progreso y el bienestar. Ello en la medida en que te eduques financieramente y cuentes con un plan para hacerte responsable de tu futuro financiero.
Cashflow en amarillo te indica que debes estar alerta. Tus ingresos son iguales a tus gastos, es decir, ¡gastas todo lo que ganas! Es un momento importante para revaluar la forma en que organizas y administras tus finanzas, para darte cuenta que, a lo mejor, tienes hábitos de consumo que no le hacen nada bien a tu salud financiera y debes empezar a erradicarlos ¡Entrenarte para asumir el control de tus finanzas! Tú decides si tu semáforo cambia a color verde -y te encaminas por la vía del progreso- o si va a rojo -y pierdes tu tranquilidad-.
Cashflow en rojo te indica que te DETENGAS. Tus gastos están superando tus ingresos ¡Gastas todo y más de lo que ganas! Si cruzas el semáforo tus finanzas con seguridad terminarán en la Unidad de Cuidados Intensivos -si es que ya no lo están- y, créeme, salir de este estado no será nada fácil. A nadie le gusta caer en semáforo en rojo, pero, cuando de nuestras finanzas se trata, el saldo en rojo es el resultado de no tener el control de nuestro dinero. Sin duda estamos en esta situación porque no hicimos las tareas (llevar registro de ingresos y gastos, presupuesto mensual, revaluar hábitos de consumo, postergar recompensas, planear y establecer metas, entre otras). No obstante, si se tiene realmente el compromiso y la motivación, nunca es demasiado tarde para mejorar.
Te invito a que revises en qué color está tu semáforo financiero y a tomar las riendas de tu futuro financiero.
¡Gracias por el artículo! Me lo guardo a favoritos para tenerlo presente en un futuro.